miércoles, 14 de septiembre de 2016

Claves de la Mirada social: Valentía

Los miércoles son siempre sociales con una nueva actualización del blog. En esta ocasión seguimos con las claves de la Mirada Social que tras hablar sobre el principio de no reciprocidad, respeto máximo hacia el usuario y predicar con el ejemplo hoy trato un tema necesario: la valentía.





Los trabajadores sociales somos trabajadores del bienestar social, pero para llegar a ello nos enfrentamos con asiduidad a las complejas dificultades que tiene la sociedad. Tenemos que bregar con dos miedos principales: hacer bien nuestro trabajo y enfrentarnos a ciertas situaciones arraigadas a nuestro ejercicio diario. No es cuestión de hace comparaciones con otras ocupaciones pero la valentía es necesaria para hacer bien nuestro trabajo.

¿Quién no va a sentir miedo al adentrarse en un barrio marginal que no conoce? ¿Cómo no vamos a asustarnos si se produce una situación de tensión en una visita domiciliaria? Siempre recordaré la primera vez que me adentré entre las infraviviendas de los Asperones, una barriada con graves problemas de exclusión en Málaga. Lo más gracioso es que cuando finalicé no quería irme de allí por el gran trato y cariño que recibí del colegio y los niños. Fue una de las grandes experiencias de mi vida. El miedo es natural en todas estas situaciones pero debemos saber afrontarlo por las grandes satisfacciones que nos depara.

Como profesionales de referencia de lo social estamos obligados a sobrellevar todo tipo de conductas antisociales por parte de usuarios diariamente. Uno de los mayores retos y miedos a los que me enfrenté fue trabajar en un centro de menores con problemas de conducta. Alguno de ellos eran bastante más altos y grandes que yo, y en una situación de riesgo tenía todas las de perder. Pasados los dos primeros días ya me sentía a gusto y la situación de tensión, que por cierto llegó, la afronté como buen profesional y en el rol que me correspondía. Me gustó "tan poco" que volví a trabajar en otro centro de estas características y ahora me estoy especializando en violencia filio-parental. Esa sensación humana de incertidumbre ante lo desconocido podría haberme frenado, y si lo hubiera hecho nunca hubiera descubierto uno de los ámbitos que mas me atraen para trabajar.

La valentía no solo se circunscribe al trato con los usuarios. También hay que tenerla a hora de reivindicar ciertos derechos a altos responsables, o tomar decisiones duras que sabremos que traerán conflictos cuando sabemos a ciencia cierta qué será lo mejor para el caso. Debemos hacer primar nuestro criterio profesional por encima de nuestras inseguridades personales. En un momento de incertidumbre como en el que me encuentro ahora para emprender como trabajador social siento ese miedo, pero el convencimiento de lo que hago me hace seguir dando pasos hacia adelante para poder presentaros mi proyecto a final de este mes.

En conclusión puedo afirmar con toda rotundidad que una persona que no se enfrenté a ellos, y por tanto no sea valiente, nunca será un buen trabajador social. El miedo es bueno porque no advierte del peligro, pero jamás podemos permitir que nos paralice. Aquello que más os asusta puede ser lo que finalmente más os guste, y a los ejemplos me remito. Enfrentaros a la adversidad y sentiréis el orgullo personal de otro reto conquistado.¿A que miedo os habéis enfrentado vosotros? Escríbelos en comentarios abajo


(30/09/2016) Ya podéis visitar la web de mi proyecto de emprendimiento social y conocer los servicios que ofrezco. Descubre lo que el trabajo social puede hacer por ti en
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