Hoy estamos en un nuevo míercoles social en el que sigo con las claves de la Mirada social. Tras hablar del principio de no reciprocidad y el respeto máximo hacia el usuario hoy os voy hablar de algo en lo que debemos hacernos autocrítica. En nuestra posición de profesionales evaluamos, intervenimos y aconsejamos pero ¿Seríamos capaces de seguir nuestras propias pautas? ¿Las aceptaríamos sin más solo por el hecho de venir de alguien entendido? Con ello vengo a referirme a predicar con el ejemplo
Al hablar sobre este tema me viene a la mente aquel dicho de
"consejitos vendo, pero para mí no tengo". Cuando tratamos en
aspectos fundamentales de la vida de las personas como puede ser el estilo
educativo de unos padres, o campañas de concienciación me pregunto si seríamos
capaces de predicar con el ejemplo. Se les dice a los jóvenes que no beban
alcohol o no prueben las drogas por parte de personas que bebieron de jóvenes o
probaron alguna sustancia en algún momento. Está claro que no se les va a
potenciar ni animar a ello, pero sería más interesante trabajar en la
moderación y control ¿no?
Ahora en Málaga estamos viviendo una situación ilustrativa
sobre lo que os comento. Se da el caso de un chaval llamado Pablo Ráez que
actualmente está sufriendo una segunda recaída por su leucemia, y que ha
aprovechado las redes sociales para mostrar su lucha y crear conciencia sobre
la donación de médula. Estas historias que tanto nos llegan al corazón son
compartidas masivamente animando a donar médula pero ¿De todas las personas que
comparten esas publicaciones cuantas habrán ido a hacerse donantes? Se ha
constatado una subida de donaciones, pero muy lejos de las cifras de centenares
de miles que comparten las publicaciones en facebook animando a donar.
En otros asuntos más escabrosos ocurre igual. Trabajando con
menores adolescentes un educador los pilló manteniendo relaciones sexuales
(consentidas) que estaban prohibidas en el reglamento y por ello estuvieron dos
días aislados en sus habitaciones ¿Habían hecho algo malo? Evidente que no,
pero en el rol que ocupaba en ese momento trabajando para esa entidad tuve que
acatarlo y mostrar una actitud enfadada con el menor que al ver que no podía
hablarle al encontrarse aislados me decía con cara de pena que por favor le
perdonara que no lo volvería hacer cuando en realidad es natural que lo haga a
su edad. Son momentos duros en los que sabes perfectamente que no predicarías
con el ejemplo si tuvieras su edad y estuvieras en sus circunstancias. Aparte también
podría abrir debate sobre cómo se lleva
el tema de la sexualidad en estos centros. Al pensar en los centro también me
viene a la mente cuando los educadores obligan a los niños a comer de todo
aunque sea en raciones pequeñas y ellos se traen comidas de sus casas porque no
les gusta lo que hay ese día ¿Hipocresía?
No somos perfectos, ni tenemos que aspirar a ellos, pero
debemos hacer un serio análisis de nuestras vidas para no condenar aquello que
seríamos capaces de hacer, o prohibir algo que hacemos nosotros mismos. Nuestra
vida personal y profesional deben estar separadas, pero debemos ser
consecuentes con lo que somos y lo que hemos hecho a la hora de tratar con
otras personas. No tendremos ninguna credibilidad si exigimos algo que no
seríamos capaces de hacer nosotros. El autoconocimiento y la autocrítica son
esenciales cuando vayamos a trabajar para ser más empáticos y cumplir con
nuestro rol de la forma más eficaz en línea con los valores de la profesión
(30/09/2016) Descubre más sobre lo que hago visitando la web www.jabegasocial.com Descubre lo que el trabajo social puede hacer por ti.
(30/09/2016) Descubre más sobre lo que hago visitando la web www.jabegasocial.com Descubre lo que el trabajo social puede hacer por ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario